Nos conocimos en un colectivo de la ruta playera de Pisco. Nos miramos, analizamos y un rato más tarde estábamos en el Chaco con nuestros hijos. Compartimos la playa, compartimos el hotel, comida, diversión, nuestras vidas, taxis cholos, pasajes, gaseosa, fotos, celulares, la psicóloga, face y todo lo que se pueda compartir en este tipo de aventuras.
30 horas después nos despedimos con un fuerte abrazo. Andrea y Gaby ; Matias y Mary; Mary y Pati... Ahora tengo la intuición que no será la última vez que nos abracemos y que sellemos una amistad que de lejos la veo eterna.
Lindas Mary y Gaby, conquistaron nuestros corazones con su frescura y alegría. Que Dios las ilumine y bendiga siempre.
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